
Iniciamos esta serie de publicaciones sobre coaching para emprender, se trata de una colección de artículos en los que se aportarán distintas claves que ofrece el coaching para crear unos cimientos sólidos y emprender con éxito. Comenzamos hablando sobre el valor de los sueños como fuente de motivación para triunfar.
En esta primera entrega, por tanto, ahondaremos en la importancia que tiene partir de los sueños, ya que nos ofrecen la mejor “gasolina” para avanzar. Este hecho cobra especial importancia cuando uno se tiene que enfrentar a los pequeños o grandes contratiempos que no aparecían en el plan inicial, pero que forman parte de este camino. Descubrir lo qué nos mueve es una de las claves del coaching para emprender, y nos ayudará a conseguir que cada paso que demos tenga sentido, sea firme y, por lo tanto, nos permitirá acercarnos con mayor velocidad a alcanzar nuestros retos. Para llegar a la meta necesitamos recorrer un gran número de pasos con la misma trayectoria y, aunque casi siempre es imposible anticipar con exactitud su número y exigencia, tener el objetivo claro permite mantenernos fuertes durante el citado trayecto.
Pregúntate si lo que estás haciendo hoy, te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.
Walt Disney
El coaching se ha desvelado como una herramienta psicológica que puede constituir un gran recurso para cualquier persona o equipo en el ámbito profesional, deportivo o personal. En este artículo, nos centramos en las posibilidades que ofrece el coaching a las personas que desean emprender. Pero, ¿qué diferencia a un emprendedor de un emprendedor de éxito? La actitud, esta es clave en el proceso de emprendimiento para conseguir llevar a cabo lo que un día se soñó.
Emprender está de moda. La revolución en el mercado laboral, que surge debido a la necesidad del autoempleo o por la motivación de crear algo propio, ha sido clave para el auge de este fenómeno que atrae a tantas personas. Pero no se trata de un proceso fácil, ya que requiere romper con muchos moldes e ideas muy arraigadas en nuestra sociedad. Con las precauciones necesarias, puede ser la mejor alternativa para muchos profesionales o empresarios y, para lograr realizar este proceso con éxito, el coaching puede ser un gran aliado.
El primer elemento que ofrece esta técnica al/la emprendedor/a es el hecho de ayudarle a reflexionar sobre cuáles son sus pasiones y sus retos. El mejor motor para cualquier proyecto es la motivación intrínseca que sólo generan los grandes sueños. Y, en este sentido, el coaching nos ayuda a definir cuáles son nuestras metas a nivel profesional o a dónde queremos llegar en nuestro trabajo o proyecto. De este modo, la mejor pregunta para empezar el camino del emprendimiento sería una muy simple (pero que a veces uno no se plantea realmente): ¿Cuál es tu sueño?
Normalmente no utilizo esta pregunta para el trabajo con un deportista o un profesional que quiera mejorar su rendimiento. Aún así, cuando hablamos de emprender, saber cuáles son los sueños que nos mueven puede ser básico para cargarnos de la energía necesaria para tener éxito en la aventura del emprendimiento.
El aspecto clave de esta pregunta subyace en el hecho de no asumir ningún límite en la respuesta. Cuando uno piensa en su/s sueño/s se obliga a que se olvide de incluir en el pensamiento su viabilidad, las dificultades que va a encontrar o en TODO lo que necesita para lograrlo. Todos estos son factores que muchas veces condicionan negativamente a la hora de decidirse a dar el paso. Así, con la reflexión profunda sobre “mis sueños” simplemente se incita a dejar volar la imaginación y buscar en esas pequeñas grandes ilusiones que alguna vez pasaron por su mente, pero que rápidamente se olvidaron. A veces, por restarles importancia, otras veces por verlas imposibles o irreales y otras por valorarlas como demasiado fantasiosas (“sí, estaría genial, pero tengo que estar a lo que hay que estar” o “claro que sí, pero yo no…”).
Saber cuáles son tus objetivos a nivel profesional o a dónde quieres llegar con tu empresa, es la mejor forma de lograrlo. Cuando le ponemos nombre, sabemos exactamente cuál es la finalidad de lo que estamos haciendo hoy y estamos convencidos de que lo que hacemos ahora nos ayudará a lograr todo lo que nos hemos propuesto; de manera que ampliamos enormemente las posibilidades de éxito en cada acción que realizamos.
Quizás no se puede lograr todo en esta vida, pero si casi todo. En este sentido, la claridad del destino y el empuje en el trayecto son dos factores clave para lograrlo. Y, a veces, al final uno llega a un punto diferente al planteado en un inicio, pero por sus características acaba siendo igual o mejor que el que un día nos atrevimos a soñar.